Me encanta cuando entra el invierno y comineza a oler a leña quemada, pues me recuerda que la navidad se acerca y, por un milisegundo, me envuelve esa sensación que me envolvía todo el invierno cuando era niña.
Me encanta cuando entra el verano y comienza a oler a... no sé qué olor es exactamente, pero me transporta a momentos de veranos pasados y me hace sentir viva.
Y no sólo en el cambio de estación experimento sensaciones pasadas... ciertos olores que recoge mi epitelio olfatorio me hacen revivir esas sensaciones, siempre agradables, de recuerdos que se quedaron en esa región cerebral dedicada a la memoria que, "casualmente", se encuentra pegada al citado epitelio.
FRAGANCIA
de lilas...
Claros atardeceres de mi lejana infancia
que fluyó como el cauce de unas aguas tranquilas.
Y después un pañuelo temblando en la distancia.
Bajo el cielo de seda la estrella que titila.
Nada más. Pies cansados en las largas errancias
y un dolor, un dolor que remuerde y se afila.
...Y a lo lejos campanas, canciones, penas, ansias,
vírgenes que tenían tan dulces las pupilas.
Fragancia
de lilas...
de lilas...
Claros atardeceres de mi lejana infancia
que fluyó como el cauce de unas aguas tranquilas.
Y después un pañuelo temblando en la distancia.
Bajo el cielo de seda la estrella que titila.
Nada más. Pies cansados en las largas errancias
y un dolor, un dolor que remuerde y se afila.
...Y a lo lejos campanas, canciones, penas, ansias,
vírgenes que tenían tan dulces las pupilas.
Fragancia
de lilas...
(Pablo Neruda)