¿Aún no te ha quedado claro que no somos como esas Barbies con las que estás acostumbrado a tratar? No le damos a las cosas más importancia de la que merece, no somos tremendistas ni nos dedicamos a despellejar a nadie. Podemos lanzar un grito de desahogo al viento, con la esperanza de que le llegue a quien nos ha dañado, pero en la calma sabemos perdonar y comprender. El rencor no es nuestro credo, puedes estar tranquilo. Nadie te va a crucificar ni a lanzar miradas acusadoras... el aprecio forjado durante años no va a desaparecer por un traspié, no somos arpías! Eso sí, no abuses de nuestra buena fe, porque tampoco somos imbéciles.
Que se nos puede tomar el pelo, y probablemente lo harán, pero no tardaremos mucho en darnos cuenta del engaño...
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